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El Síndrome de Estocolmo

El Síndrome de Estocolmo

¿Qué es el Síndrome de Estocolmo?

Con el término Síndrome de Estocolmo se denomina el comportamiento que presenta un individuo que ha sido objeto de un secuestro y desarrolla actitudes amistosas y sentimientos de simpatía hacia sus captores.

Podríamos decir que durante el tiempo que dura el secuestro, la víctima va desarrollando una identificación con el agresor.

Esta identificación con las creencias, gustos o pensamientos del agresor es un mecanismo de defensa, basado en el instinto de supervivencia, que se produce a nivel inconsciente.

El Síndrome de Estocolmo no es una entidad psicopatológica reconocida. Se trata más bien de un conjuntos de síntomas y rasgos de comportamiento que aparecen en situaciones muy concretas.

Por este motivo, si buscamos el síndrome de Estocolmo en los grandes manuales de referencia mundial, usados para diagnosticar las enfermedades mentales, como son el DSM-5 de la AMA o el CIE-10 de la OMS, veremos que no aparece en por ninguna parte.

Es más, aunque se trate de una corriente minoritaria, existen autores que dudan de la existencia de este síndrome.

El hecho de que este tipo de comportamientos aparezca solamente en los secuestros dificulta notablemente su estudio, debido al bajo número de casos.

Con el paso de los años el genuino síndrome de Estocolmo, que aparece en víctimas de secuestro, se ha ido extendiendo a otras situaciones, que comparten semejanzas y en donde existe una parte que ejerce la fuerza y la violencia ante una víctima, que acaba desarrollando sentimientos de simpatía y afecto hacia el agresor.

Entrarían en este grupo las víctimas de violencia de género, el abuso y maltrato en la infancia, prisioneros de campos de concentración, agresiones en el entorno de una secta, ancianos institucionalizados en precarias situaciones, rehenes…

Víctimas del síndrome de Estocolmo
Las víctimas de violencia pueden padecer el síndrome de Estocolmo

Génesis del síndrome de Estocolmo.

En todos estos casos el nexo común es el desarrollo de sentimientos positivos hacia el agresor. Los estudios realizados indican que la aparición de estos lazos afectivos, están condicionados por fuertes sentimientos de supervivencia.

La víctima se siente amenazada de muerte. Al pasar el tiempo y ver que el agresor no acaba con su vida, se siente agradecida hacia él.

Los rasgos más comunes del Síndrome de Estocolmo son:

  • Desarrollo de una actitud positiva y de gratitud hacia el secuestrador.
  • Aparición de una actitud negativa y de rechazo hacia la policía y fuerzas de orden público (libertadores)
  • Una actitud que podríamos calificar de “bondadosa” por parte de los captores. Han dado un trato correcto a las víctimas y no han ejercido una violencia gratuita o indiscriminada.
  • En todo momento se ha mantenido el contacto y la relación entre víctima y secuestrador.
  • El secuestro dura bastante tiempo, días o semanas. Esto permite que surjan los sentimientos positivos hacia el agresor.
  • La aparición de violencia o maltrato por parte de los agresores es un factor que predispone a la NO aparición del síndrome de Estocolmo.

Atraco al banco de Norrmalm - Estocolmo
Síndrome de Estocolmo: Atraco al banco de Norrmalm  en 1973.

Estudios recientes sobre el Síndrome de Estocolmo.

El síndrome de Estocolmo, pese a la escasa casuística, sigue siendo objeto de estudio por parte de los investigadores.

Uno de los más recientes estudios «Understanding Individuals with Stockholm Syndrome» ha sido discutido ampliamente en la «Society for the Advancement of Psychotherapy».

Las conclusiones obtenidas en el debate son muy interesantes y aportan luz sobre cómo se forman determinados vínculos en circunstancias extremas.

Durante situaciones de secuestro de rehenes, aparecen esquemas cognitivos distorsionados que hacen que los rehenes vean a sus captores no solo como una amenaza, sino también como un soporte vital en su lucha por la supervivencia.

Esta alteración en la percepción de sus captores se debe a una intensa necesidad de sobrevivir, que modifica la autonomía y la visión del mundo que tienen los rehenes. Todo esto les impulsa a desarrollar sentimientos positivos hacia sus captores.

Este fenómeno, complejo y contradictorio, resalta cómo el instinto de supervivencia puede alterar profundamente las relaciones humanas y las respuestas emocionales.

Un poco de historia sobre el Síndrome de Estocolmo.

En este apartado veremos en detalle los sucesos del atraco a una sucursal bancaria sueca, que dieron lugar al primer caso conocido del Síndrome de Estocolm0.

Jan Erik Olsson.

El conocimiento del Síndrome de Estocolmo es relativamente reciente, Si tiene más de cincuenta años, no recordará haber oído nunca hablar de esta entidad en su juventud. Fue descrito por el psiquiatra Nils Bejerot en 1973 tras un atraco y secuestro en Estocolmo.

Jan Erik Olsson es un ciudadano sueco, nacido en la localidad de Ekeby en el condado de Skane en Suecia. Durante su adolescencia fue internado en un correccional de menores en la ciudad de Kalmar, por diversos actos delictivos cometidos.

Allí conoció a un delincuente, Clark Olofsson, conocido atracador de bancos. Entre ambos surgió una fuerte amistad, basada en la gran admiración de Jan Erik por el atracador.

A principios de 1973, Jan Erik Olsson intentó liberar a su amigo volando con dinamita el muro de la prisión. El intento fracasó, pero esto no desanimó al joven sueco.

El día veintitrés de agosto del año 1973, Jan Olsson entró en los almacenes Pressbyran y se disfrazó. Desde allí se dirigió con una metralleta bajo la chaqueta hacia el banco Kreditbanken, en el distrito de Norrmalm, en pleno centro de Estocolmo.

Jan Erik Olsson
Jan Erik Olsson tomó cuatro rehenes en el banco sueco.

El Atraco de Norrmalm: Primer caso de Síndrome de Estocolmo.

La intención de Olsson era efectuar un rápido robo en la sucursal bancaria. Para su desgracia, la policía fue alertada inmediatamente y se produjo un fuerte tiroteo. Uno de los agentes resultó herido.

El atracador tomó cuatro rehenes, tres mujeres y un hombre, y se atrincheró en el interior del banco. La noticia del atraco corrió como la pólvora y los medios de comunicación se hicieron eco de la noticia.

El intento de robo tuvo el dudoso honor de ser el primer suceso retransmitido en directo por la televisión sueca.

El atracador se puso en contacto con la policía y pidió, a cambio de los rehenes, la liberación de su amigo Clark Olofsson.

Además exigió tres millones de coronas suecas, diverso armamento y un vehículo para escapar. La policía liberó a Olofsson para que actuara como mediador.

El secuestro duró seis días, durante los cuales el secuestrador mantuvo contacto con las más altas instancias del gobierno sueco. El entonces primer ministro sueco, Olof Palme, recibió dos llamadas de teléfono.

En la primera se amenazaba con matar a los cuatro rehenes, si no se cumplían todas las exigencias. En la otra llamada el secuestrador puso al habla a una de las retenidas, Kristin Enmark, con el primer ministro.

Robo y secuestro en Norrmalm
Robo y secuestro en Norrmalm. Imágenes de las víctimas.

Kristin Enmark: Primera víctima del Síndrome de Estocolmo.

Para sorpresa de todo el mundo, en la conversación con el primer ministro, la mujer criticó con dureza los métodos policiales. Kristin pidió la liberación del secuestrador, acompañado por los rehenes y el cumplimiento de las demandas.

El día veintiocho de agosto la policía intervino con gases lacrimógenos. Liberó a los cuatro rehenes y detuvo al mediador Clark Olofsson y al secuestrador Jan Erik Olsson.

Tras su liberación, Kristin Enmark no colaboró con la policía en ningún momento. Manifestó su simpatía por el secuestrador y criticó la labor policial. La actitud de esta mujer, una de las tres retenidas en el banco, fue analizada por el psiquiatra Nils Bejerot, colaborador de la policía sueca durante los seis días de secuestro.

Nils Bejerot, tras el estudio del caso, acuñó el término síndrome de Estocolmo para denominar la conducta de las víctimas, que simpatizan y defienden al agresor. Kristin Enmark pasaría a la historia como la primera mujer que sufrió el síndrome de Estocolmo.

En declaraciones posteriores a la BBC, Kristin manifestó que había superado la culpabilidad para poder sobrevivir:

“Olsson me decía ‘A ti no te va a pasar nada’. Para quién no ha vivido una situación como aquella es difícil comprender lo que esas palabras significaron para mí. Había alguien a quien le importaba. Quizás era algún tipo de dependencia.”

«No me siento culpable por sentir aquello: lo hice para sobrevivir».

El atracador, Jan Erik Olsson cumplió diez años de prisión en Suecia. Vivió quince años en Tailandia, volvió a Suecia y pidió públicamente perdón por sus actos. En la actualidad está jubilado tras trabajar varios años en un taller mecánico de vehículos.

Kristin Enmark, una de las secuestradas.
Kristin Enmark, una de las secuestradas con síndrome de Estocolmo.

Patricia Hearst.

William Randolph Hearst fue un magnate legendario que levantó un imponente imperio periodístico en la primera mitad del siglo XX. El director Orson Welles se inspiró en su vida a la hora de rodar su más famosa película “Ciudadano Kane”.

Patricia Hearst, es una nieta de William Randolph Hearst, que ahora tiene más de 65 años. Lleva una acomodada vida en Nueva York y ha pasado a la historia por haber sido secuestrada hace 43 años por un grupo marxista americano.

El 4 de febrero de 1974, Patricia Hearst de 19 años de edad, que estudiaba en la universidad de Berkeley, en California, fue secuestrada en el piso de su novio por un grupo terrorista, que se identificó como el Ejército Simbiótico de Liberación (SLA).

Los guerrilleros pidieron un rescate de más de seis millones de dólares. Dijeron que el dinero sería repartido entre los pobres de California. Las órdenes de los secuestradores llegaban a la familia mediante grabaciones.

En alguna de ellas se puede oír la voz de Patricia suplicando que paguen. La familia pagó el rescate, pero tras hacerlo no hubo noticias del paradero de Patricia.

Patricia Hearst con rifle
Patricia Hearst con rifle tras unirse al grupo terrorista SLA.

Ejército Simbiótico de Liberación (SLA).

La familia recibió una grabación de Patricia en abril de 1974. En ella comunicaba que se había unido al SLA. Se había cambiado su nombre por Tania, en honor de Tamara Bunke, compañera revolucionaria del Che Guevara. Al final de la cinta gritaba en castellano: “Patria o muerte. Venceremos”.

Unos días más tarde fue fotografiada rifle en mano en el asalto de una sucursal del banco Hibernia. El fiscal general cambió su status de secuestrada por el de delincuente común.

En septiembre de 1975, tras algunos atracos y tiroteos,  fue detenida en san Francisco, junto a otros integrantes del SLA. En fotos de la época, aparecía sonriente, orgullosa y desafiante con el brazo en alto y el puño cerrado, tras su detención.

El juicio por el atraco al banco Hibernia,fue considerado “el juicio del siglo”. La defensa argumentó que la joven padecía el síndrome de Estocolmo. Argumentaron que se había visto obligada a unirse a los terroristas y no era responsable de sus actos.

La estrategia de la defensa no funcionó y fue condenada a siete años de cárcel. Recibió un indulto parcial en 1979 por parte del presidente americano Jimmy Carter. En 2001, gracias al presidente Bill Clinton obtuvo el perdón completo. No llegó a pasar más de dos años en prisión.

En 1981 publicó sus memorias y contó como los secuestradores la mantuvieron encerrada en un armario durante 51 días. Estaba atada y con los ojos vendados.

En este tiempo, fue objeto de toda clase de agresiones físicas y sexuales. Recibió un exhaustivo lavado de cerebro por parte de sus secuestradores y ello la impulsó a unirse al grupo guerrillero.

Patricia Hearst detenida y juzgada
Patricia Hearst pasó de secuestrada a detenida y juzgada por terrorismo.

Síntomas y diagnóstico.

Según los estudios estadísticos realizados por la Oficina Federal de Investigación americana (FBI) solamente una cuarta parte de las personas víctimas de secuestros llegan a desarrollar el Síndrome de Estocolmo.

Estas personas suelen tener antecedentes de haber vivido situaciones con alguna clase de abuso físico o psicológico.

Parece un hecho comprobado, que las personas que acaban desarrollando el Síndrome de Estocolmo, tienen un agudo instinto de supervivencia y son individuos capaces de hacer cualquier cosa para sobrevivir.

Síntomatología del Síndrome de Estocolmo.

Los pacientes con síndrome de Estocolmo presentan una gran variedad de síntomas. Destacan sobre todo,  los relacionados con la ansiedad. De hecho, la sintomatología de este trastorno es muy parecida al Trastorno de Estrés postraumático.

Los pacientes refieren nerviosismo, irritabilidad, falta de concentración. Padecen insomnio, pesadillas, estado confusional, pérdida de interés por sus aficiones favoritas, desconfianza y temor.

Son muy comunes las imágenes recurrentes evocadoras de los momentos del secuestro. Éstas son vividas por el sujeto con gran angustia y sensación de realidad.

Diagnóstico del Síndrome de Estocolmo.

Como ya hemos mencionado anteriormente, el término Síndrome de Estocolmo se usa para identificar unos comportamientos específicos que aparecen en ocasiones tras un secuestro, pero no hace referencia a ningún criterio diagnóstico.

Por este motivo, los psiquiatras que tratan a este tipo de pacientes, prefieren centrase en la sintomatología que presentan, fundamentalmente cuadros de ansiedad.

Por este motivo, se ciñen a criterios diagnósticos del DSM para ver si cumplen los requisitos específicos del trastorno de estrés agudo o el trastorno de estrés postraumático.

La mayor parte de los pacientes con Síndrome de Estocolmo pueden ser incluidos en alguno de estos dos trastornos de ansiedad.

Víctimas secuestradas
Las víctimas secuestradas acaban empatizando con sus captores.

Tratamiento actualizado para el Síndrome de Estocolmo.

El tratamiento del Síndrome de Estocolmo es muy parecido al de los trastornos por estrés (ya sea agudo o postraumático) y en este sentido como la inmensa mayoría de los trastornos de ansiedad requiere una doble vertiente terapéutica: la farmacología y la psicoterapia.

Fármacos.

La terapia farmacológica suele incluir el uso de ansiolíticos, generalmente benzodiacepinas, durante periodos cortos de tiempo. A veces es necesario añadir antidepresivos inhibidores de la recaptación de serotonina (ISRS). Cada vez son más utilizados fármacos anticonvulsivantes, como la gabapentina y la pregabalina por su acción ansiolítica sin efectos secundarios de dependencia ni tolerancia.

Psicoterapia.

En cuanto a la psicoterapia es necesario reelaborar la vivencia traumática y analizar los mecanismos que el sujeto ha puesto en marcha para hacer frente al impacto emocional vivido.

La recuperación no siempre es fácil y en ocasiones pueden para años hasta que el individuo es capaz de superar la situación.

En general, es conveniente trabajar la autoestima y aumentar la confianza del sujeto.

No debemos olvidar que en la génesis del suceso traumático el secuestrado ha pasado de una situación cotidiana de placidez a un estado angustioso, donde ha sentido que su vida no valía nada y dependía del capricho o “la bondad” del secuestrador.

Esta sensación de ver cómo su vida pende de un hilo, genera en el paciente una profunda inseguridad y una quiebra en toda su escala de valores.

El secuestrado vive ese momento con la convicción de que sólo puede sobrevivir plegándose a los gustos del agresor, y de esta forma se identifica con sus puntos de vista, hace suya su manera de pensar y acepta sin objeciones todo lo que se le impone.

En buena lógica, esta actitud conlleva una destrucción de la autoestima y una desaparición de la confianza.

En cualquier caso la recuperación vendrá marcada por la intensidad del impacto emocional. La duración del secuestro suele ir relacionada directamente con el tiempo de recuperación, pues cuanto mayor haya sido la duración, durante más tiempo la víctima ha interiorizado la forma de pensar del agresor.

Avances en la psicoterapia para el síndrome de Estocolmo.

A continuación, se presenta una síntesis actualizada de las estrategias en psicoterapia más efectivas:

1. Terapia Cognitivo-Conductual (TCC): Esta terapia sigue siendo una de las principales intervenciones utilizadas en el tratamiento del síndrome de Estocolmo.

La TCC ayuda a los pacientes a identificar y desafiar las creencias irracionales y los pensamientos negativos que surgen como resultado de su cautiverio o abuso, promoviendo una reconstrucción de su percepción del mundo y de sí mismos.

2. Terapia enfocada en el trauma: Este tipo de psicoterapia está especialmente diseñada para abordar las raíces del trauma. Esta terapia facilita a los individuos la oportunidad de procesar y comprender sus experiencias traumáticas, permitiéndoles desarrollar nuevas estrategias para manejar sus emociones y reacciones.

3.  Apoyo empático y construcción de confianza: Los terapeutas proporcionan un entorno seguro donde los afectados pueden sentirse comprendidos y apoyados, lo que es crucial para restaurar la confianza en los demás y en las instituciones sociales, a menudo vista con escepticismo por quienes han desarrollado el síndrome.

El síndrome de Estocolmo en el Cine
Portero de Noche – Liliana Cavani (1974)

El síndrome de Estocolmo en el cine.

El cine ha tratado en varias ocasiones situaciones muy parecidas al síndrome de Estocolmo. La historia de Patricia Hearst fue llevada al cine en 1988 por el director Paul Schrader y protagonizada por Natasha Richardson. La película se tituló “Patty Hearst” y su argumento está basado en la obra autobiográfica “The Secret Thing”.

Una película clásica es “Portero de Noche” (1974) de Liliana Cavani. En ella un ex oficial de las SS (Dirk Bogarde) entabla relación con una antigua víctima (Charlotte Rampling). Ella lo reconoce y entre ellos se estableve una perversa relación.

En clave de humor la película “El Dormilón” de Woody Allen muestra a la actriz Diane Keaton con síndrome de Estocolmo tras ser secuestrada por su robot.

“V de vendetta” (2006) nos muestra al secuestrador que convence a la joven Natalie Portman para que luche contra el status social y político establecido.

“Buffalo 66” fue rodada en 1998 por Vincent Gallo. En la película el protagonista, recién salido de la cárcel, secuestra a una chica al azar y la obliga a fingir que es su novia. La chica (Christina Ricci) se enamora poco de su secuestrador y al final quiere vivir junto a él.

En la película dirigida por Clint Eastwood “Un mundo perfecto” (1993) Kevin Costner da vida a un presidiario que secuestra a un niño y atraviesa con él varios estados hasta que es abatido. El niño se identifica con el secuestrador y desarrolla el síndrome de Estocolmo.

Un Mundo Perfecto
Un mundo perfecto (1993) dirigida por Clint Eastwood.

Otras películas.

Milos Forman rodó en 2006 “Los fantasmas de Goya” donde Inés (Natalie Portman), joven musa del pintor, sufre toda clase de abusos por parte de un inquisidor (Javier Bardem), encaprichado con ella. La joven no aguanta la presión y ve en el acosador la única esperanza de librarse de la Inquisición.

En 1975 Sydney Lumet rodó “Tarde de Perros” en la que Al Pacino interpreta a Sonny, un ladrón de bancos que se ve obligado a tomar rehenes. En el curso de las negociaciones se establecen claros vínculos entre secuestradores y rehenes.

Más reciente (2016) es la película “Elle” donde Michelle (Isabelle Huppert) es violada por un desconocido. Cuando descubre quién ha sido su agresor se siente atraída por él, en lucha contra sus principios morales.


Referencias bibliográficas.


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Gerardo Castaño Recuero trabaja como psicólogo y psicoterapeuta en "Nuestro Psicólogo en Madrid". Ha estudiado Psicología en la Universidad Pontificia de Comillas en Madrid y también ha cursado dos Máster, uno sobre Clínica y Psicoterapia Psicoanalítica y otro sobre TFE: Terapia Focalizada en las Emociones.